Sentada sobre su cama,
pensando sobre lo vivido,
analizando lo sufrido,
levantó su mirada,
observó un par de zapatos,
que se encontraban en su closet…
Mientras los veía,
empezó a recordar cada etapa de su vida,
lágrimas caían de sus ojos,
se sintió vacía, rota, vieja, quebrada, sin una parte… de sí misma
Inició el recorrido por su vida,
tomó sus zapatos…
Mientras tocaba la suela, recordaba:
Cuantas veces fue víctima de gritos,
de golpes, y sentía que había
recorrido mucho,
pero estaba lastimada y dañada.
Observó cuan sucios estaban sus zapatos,
recordó que así se sintió ella,
cuando sufrió los golpes más atroces
de su infancia,
cuando fue humillada, avergonzada y golpeada.
Observó muy cuidadosamente la puntera,
se dio cuenta que estaba doblada,
así se sentía ella…
Revisaba poco a poco cada parte del zapato,
encontró una esponja rota,
un forro
incompleto,
una plantilla exterior desecha,
un talón y empeine muy dañado.
Lloraba, recordaba y sentía que cada parte del zapato,
era una parte de
ella,
tomo el zapato desde la punta y observó que el forro ya no tenía remedio,
que poco a poco se había empezado a romper;
así como sus sentimientos y
pensamientos,
cuando vilmente fue agredida y violada.
Tomó la esponja y dijo:
este es mi corazón,
ya no encuentro algún
remedio;
para que esto pueda servir…
Tomó el zapato y vio la plantilla interior,
lloró como niña de 2 años,
cuando se da cuenta que su juguete más hermoso está lastimado…
visualizaba a su
alma,
sin nada por reparar…
Se sentía muy triste,
ya que su esposo a quien amaba demasiado decidió
dejarla por alguien más…
la buscaba solo cuando necesitaba tener sexo con ella,
cuando el alguien más no lo complacía de la manera que él quería…
Ella se
consideraba un zapato viejo,
un zapato que era tirado y rehusado sólo cuando lo
nuevo lastimaba o no llenaba la expectativa que el dueño tenía.
